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Posglobalismo: la lucha por el control de la energía conforma el futuro de la humanidad

8 min readMay 26, 2025

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Por Rais Busom, investigador, escritor y consultor.

La centralidad de la energía

El fundamento de la especie humana y, por tanto, de la economía, es la energía. Cualquier otra cosa es hacer trampas al solitario. Todas las estructuras disipativas como las estrellas o los seres humanos, consumen la máxima densidad de energía posible hasta que el proceso se invierte, decrecen y mueren y, mientras tanto, generan residuos. Esto es física, es la segunda ley de la termodinámica y aplica a todo el universo. Las sociedades humanas transforman la energía libre en trabajo para su mantenimiento y desarrollo. Igual que las estrellas queman combustible hasta que se gasta colapsan y mueren.

Nada en economía se escapa a la termodinámica, nada se puede hacer sin energía, por eso, el dinero que no tenga una contrapartida energética no es realista, no digamos el oro que es una simple piedra. El declive de la prosperidad actual se explica por el aumento radical del coste energético de conseguir energía. Por eso, más allá de si tenemos más o menos recursos para las necesidades de consumo mundiales, la cuestión es si las podemos aprovechar. Si la extracción de un barril de petróleo nos costará un barril, por poner un ejemplo extremo, no tendría ninguna lógica hacer el esfuerzo porque nos quedaríamos con la misma energía. Esto es lo que mide la fórmula del EROI, es decir, el retorno energético de la energía invertida. Así funciona la bioeconomía.

El totalitarismo monetario

El control de la energía está intrínsecamente vinculado con la estructura económica y monetaria global. Los trabajadores y empresarios son la única fuente de riqueza real, lo que crea valor, mientras que las élites extractivas y el capital financiero, han convertido la economía capitalista en un sistema neofeudal. Las expansiones monetarias y el efecto Cantillon han generado una inflación acumulada y un déficit gubernamental insostenible.

Desde el shock de Nixon se abandonó el Patrón-Oro que consolidó el imperio global del dólar, como moneda fiat, cuya confianza radica en que es la moneda de reserva internacional, auspiciada por el comercio del petróleo (petrodólares) y la fuerza del ejército americano y el PIB de EEUU. Las instituciones financieras como el FMI, el BM y el BIS han jugado un papel central en la subsunción de la economía real, del capitalismo en una neofeudalismo rentista.

Pero este sistema está en crisis. Llevamos décadas asistiendo al fin de la energía barata y abundante. Es el caso del petróleo. Y no sólo ya en términos económicos sino energéticos. En los años treinta tener cien barriles de petróleo se podía conseguir con el coste energético de uno. Hoy la relación es de uno a diez. Esto ha creado una caída de la prosperidad enorme. La manera de sostener la ilusión de que todo va bien y de que la economía crece, aunque no lo haga, es con las expansiones monetarias, pero estas generan un empobrecimiento progresivo. Otro de los aspectos colaterales de este fenómeno de las expansiones monetarias es que el dinero fluye a los grandes fondos de inversión que toman posiciones estratégicas en las empresas clave de cada sector industrial para controlarlas e introducir sus agendas sociales. También dedican ingentes cantidades de dinero en Think Tanks, fundaciones y ONGs que se dedican a implementar programas de ingeniería social. Los gobiernos también se endeudan volviéndose dependientes políticamente del poder financiero, hasta el punto que implementan agendas globalistas y, además, suben los impuestos, no solo para compensar el déficit, sino como dice la teoría monetaria moderna, para intentar reducir la inflación lo máximo posible.

La ecuación de intercambio del monetarismo nos muestra cómo la oferta monetaria afecta los precios y, en última instancia, al valor generados socialmente y a los salarios. Con la automatización y la IA, la reducción de la sociedad productiva podría alcanzar niveles alarmantes, lo que impulsa a las elites globalistas a buscar medidas de control social y políticas neomalthusianas encaminadas a una reducción masiva de la población mundial.

La estrategia de dominio globalista

El globalismo energético se sustenta en cuatro pilares de control:

  1. Control Monetario:
    Se basa en la capacidad de regular y manipular la oferta monetaria a través de instituciones financieras centrales a nivel global, a través del dólar, las cuales han ido perfeccionando mecanismos de intervención como el Quantitative Easing (QE) y la emisión de monedas digitales de bancos centrales (CBDCs). Estas herramientas permiten a los gobiernos y entidades financieras dictar condiciones económicas globales, afectando la inflación, los precios y, en última instancia, la distribución de la riqueza. El dominio monetario se traduce en la habilidad para influir en la economía real, desplazando el poder de decisión a una élite financiera que utiliza el dinero, basado en deuda fiat, como medio de control. Es lo que llamamos totalitarismo monetario.
  2. Control Económico:
    Este pilar se centra en la concentración y centralización de la innovación y la producción en manos de grandes corporaciones y oligopolios globales. La creación de redes empresariales transnacionales permite la apropiación de los avances tecnológicos y la estandarización de procesos productivos a escala global. De este modo, se consolidan mercados unificados en los que la competencia se reduce y se maximiza el control sobre los sectores estratégicos, como el energético y el tecnológico. El capital riesgo y las inversiones en sectores clave, se canalizan hacia proyectos que, a su vez, facilitan el control económico y la integración de políticas internacionales favorables a los intereses de las élites dominantes.
  3. Control Político:
    La estrategia globalista se materializa también en el ámbito político, mediante la instauración de regulaciones, leyes y normativas que favorecen la centralización del poder. Se promueve una agenda que incluye la gestión de candidatos políticos, el fraude electoral y la corrupción sistemática. Estos mecanismos permiten a las élites, a través de la deuda soberana y la dependencia de fondos internacionales, influir decisivamente en la política de los Estados. El resultado es un sistema en el que la soberanía se desvanece ante la hegemonía de instituciones supranacionales y organismos financieros internacionales, lo que facilita la implementación de políticas unificadas que favorecen los intereses globalistas. La democracia ha dejado de funcionar.
  4. Control Social:
    En el terreno social, la estrategia se basa en la militarización, la censura y la manipulación ideológica. Se utilizan medios de comunicación controlados y sistemas de vigilancia que permiten la instauración de narrativas unificadas, así como la represión de disidencias. La censura y el control de la información se convierten en herramientas esenciales para moldear la opinión pública y consolidar la hegemonía cultural. Este control se extiende a través de la educación, la propaganda y, en casos extremos, la militarización de la sociedad, asegurando que la población acepte y perpetúe un modelo que favorece la concentración del poder global. El enemigo es el ciudadano y se utilizan técnicas y tecnologías militares en contra de la sociedad.

Esta estrategia busca centralizar el poder, utilizando el excedente energético para dominar el mundo en su favor. Esto tiene unas consecuencias inmediatas: 1) pretenden reducir la población para que no falte energía para las élites; 2) la implantación de una estrategia transhumanista haciendo que la especie humana se bifurque entre una elite superinteligente y bionicamente superior y más longeva, contra una masa pobre sin salud cuyo único destino es la extinción.

La alternativa del posglobalismo

Frente a un escenario dominado por el control globalista, se han gestado propuestas que buscan revertir la tendencia hacia la centralización del poder y fomentar la autodeterminación en distintos ámbitos. Estas alternativas apuntan a reconstruir sistemas descentralizados y más democráticos, en los que la soberanía del individuo y de las comunidades locales se restituya. Entre las principales alternativas destacan:

  1. Autodeterminación Monetaria:
    Una de las propuestas más disruptivas es la tokenización de la economía. El uso de criptomonedas, criptopactivos y tokens basados en blockchain puede ofrecer una vía para la descentralización del sistema financiero. Al alejarse de los mecanismos de control centralizados y de la dependencia de monedas fiduciarias, se abre la posibilidad de un sistema en el que la creación y gestión del dinero esté en manos de la comunidad. Este modelo descentralizado podría eliminar intermediarios, reducir la influencia de las grandes instituciones financieras y promover una economía más justa y transparente. Las tecnologías blockchain permiten crear nuevas maneras de intercambiar valor y que la sociedad gestiones la emisión de moneda y no los bancos centrales.
  2. Autodeterminación Política:
    La digitalización y la interconexión global han abierto la puerta a nuevos modelos de participación ciudadana, como la democracia directa digital distribuida. En este esquema, la toma de decisiones se basa en plataformas tecnológicas que permiten la participación masiva y directa de la ciudadanía, reduciendo el papel de los intermediarios políticos tradicionales. Este modelo busca empoderar a los ciudadanos, devolviendoles el control sobre las políticas públicas y permitiendo una gestión más transparente y participativa de los asuntos estatales.
  3. Autodeterminación Energética:
    Este enfoque propone replantear la relación entre energía, economía y sociedad a través de una visión basada en la bioeconomía basada en la termodinámica. La idea es crear sistemas económicos en los que el dinero y el valor estén respaldados por la energía, lo que permitiría optimizar el uso de los recursos y fomentar el desarrollo de fuentes energéticas renovables. Además, se plantea la posibilidad de descentralizar la producción y distribución de energía, alejándose de los modelos centralizados que facilitan el control globalista. La búsqueda de nuevas fuentes de energía, junto con políticas que promuevan la eficiencia y la sostenibilidad, podría transformar radicalmente la forma en que se organiza la economía global.

Esta alternativa posglobalista no solo busca contrarrestar la hegemonía de los modelos centralizados, sino también fomentar un sistema basado en la transparencia, la participación y la equidad. Cada una de estas propuestas ofrece una ruta para recuperar la soberanía en ámbitos monetario, político y energético, abriendo la posibilidad de construir un futuro en el que el poder esté más distribuido y en el que las comunidades puedan decidir sobre su propio destino.

El fin de la humanidad

Pienso que podemos evolucionar a una civilización de Tipo I según la escala de Kardashev. Si invertimos suficiente en ciencia base, incluso ayudados por la IA y ordenadores cuánticos para acelerar los procesos, podemos tener energías nucleares de fisión mejoradas e incluso de fusión, que nos asegurarían el suministro energético por siglos. También es bastante realista pensar que podremos realizar una minería lunar. Sin embargo, para alcanzar estos hitos, necesitamos gestionar la economía con un enfoque científico, termodinámico, y con instrumentos monetarios alternativos que contra el totalitarismo monetario actual aboguen por una autodeterminación monetaria de la sociedad, mediante nuevas formas de intercambiar valor que están en la base de las tecnologías de la blockchain. En definitiva, si queremos que la plutocracia globalista no diezme a la humanidad, necesitamos adoptar una nueva conciencia que yo llamo cosmología política. Esta sería el punto de vista de la humanidad, capaz de trascender el conflicto entre las diversas ambiciones civilizatorias mundiales, en virtud de una visión de la civilización diversa pero hermanada, consciente de los problemas comunes y capaz de superarlos entendiendo su lugar en el universo, o de lo contrario, no lo conseguiremos y nos extinguiremos antes de tiempo.

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Rais Busom
Rais Busom

Written by Rais Busom

Forward Thinking Expert with focus on Critical Thinking & Philosophical Competencies for Leadership. Political Scientist. Author of "Posglobalismo".

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