¿Qué es el posglobalismo?

Rais Busom
12 min readFeb 10, 2025

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El futuro de la humanidad tras la crisis del globalismo

Trump nunca ha dejado a nadie indiferente. En sus primeros días de su segundo mandato ha firmado varias órdenes ejecutivas que han dado un vuelco absoluto a muchos planteamientos ideológicos del globalismo empujados por la administración Biden o la Unión Europa de Von der Leyen, como el abandono de la agenda woke o la lucha decidida contra la inmigración ilegal. Pero ¿esto hace que Trump sea un auténtico anti-globalista o posglobalista?

En nuestro reciente libro Posglobalismo; Cómo reconstruir la civilización desde el borde de abismo global de la editorial Sekotia encontrarás todas las claves.

A) La crisis del globalismo

1- La erosión de la prosperidad

No hace falta consultar estadísticas para darse cuenta del descenso importante de la prosperidad, de la renta neta disponible de los ciudadanos. Las nuevas generaciones son más pobres que las anteriores. La gran mayoría de la gente lo nota en sus bolsillos, pero piensa que se debe a causas objetivas de la mala situación económica o de su contexto particular. Las estadísticas demuestran que no solo es un tendencia inexorable muy acusada sino que seguirá durante mucho tiempo. ¿Y a que se debe? Principalmente, a que las élites extractivas transfieren riqueza desde la clase media a sus bolsillos mediante el dinero deuda. Secundariamente, a que los gobernantes, que las mismas élites han formado y colocado en casi todos los gobiernos del mundo, siguen extrayendo riqueza vía impuestos. Pero esto tiene una directa relación con la crisis actual del capital financiero y su incapacidad para mantener un crecimiento económico, debido en última instancia al encarecimiento de la energía, no solo a nivel de coste monetario, sino respecto del esfuerzo energético que se debe realizar para obtenerla.

2- El conflicto de los valores

Las civilizaciones se mantienen bastante estables en cuanto al mantenimiento de los valores incluyendo a las religiones según estudios recientes. Si algo está cambiando desde hace décadas es que el “choque de civilizaciones” del que hablaba Huntington no es espontáneo, más bien es inducido. La decadencia social de los valores tradicionales se debe a la difusión del multiculturalismo y a la promoción de la inmigración ilegal. Este tipo de políticas erosionan la cohesión social objetivamente. Los datos son abrumadores. Las civilizaciones menos avanzadas tienen menos problemas porque están cerradas y segregan a lo extranjero o a lo diferente. Las sociedades abiertas son más receptivas a integrar a personas de fuera de su comunidad, pero cuando estas provienen de sociedades cerradas, el choque está servido. Los ciudadanos de las sociedades abiertas se dividen entre idealistas y pragmáticos, y el conflicto se desarrolla entre ellos, mientras los inmigrantes que no quieren integrarse, crean gravísimos problemas sociales y un mayor gasto estatal.

Tampoco ayuda nada la destrucción de la enseñanza. La educación primaria y secundaria se han convertido en una herramienta de distracción social, donde a los alumnos no se les prepara para vivir en el mundo actual y no se les dota de herramientas como el pensamiento crítico que les permitan defenderse de la agresión ideológica, informativa y cultural del poder.

3- La disolución de la democracia

Los Estados Nacionales han sido vaciados de contenido. Son una superestructura al servicio de la globalización y del globalismo. Esto empezó después de la Segunda Guerra Mundial pero en los últimos años se ha acelerado con descaro absoluto. La soberanía nacional ha desaparecido. El soberano es el que tiene el poder de emitir moneda. Y esto hoy es el dólar. Todas las monedas dependen del dólar, aunque siempre es mejor emitir moneda que no hacerlo. A pesar de que EEUU sea el país del dólar, la estructura del totalitarismo monetario no es norteamericana, es mundial. Los países son meros medios para la hegemonía global.

La democracia se ha ido disolviendo. Además del control casi absoluto de los medios de comunicación mayoritarios por parte del capital financiero, lo que no permite tener procesos electorales justos, existe una manipulación y un fraude electoral difuso y constante. Nadie está interesado en actualizar la democracia formal del siglo XX al siglo XXI digital. Se podría votar cada partida de los presupuestos o cualquier decreto ley directamente por los ciudadanos sin necesitar un parlamento, pero los políticos no quieren que el poder sea para el pueblo.

Recientemente, hemos visto una oleada de golpes de estado, autogolpes, cambios de régimen, revoluciones de colores — y más que veremos en el futuro — , que se imponen cuando la voluntad popular quiere lo contrario. Las élites ni son de derechas, ni de izquierdas, son del sistema financiero global. Los partidos de izquierdas sirven para engañar a la gente de izquierdas y los de derechas a os de derechas. Los líderes políticos actuales han sido seleccionados, formados y instalados en los gobiernos para ejecutar las agendas globalistas. Casi todas las instituciones gubernamentales y no gubernamentales han sido infiltradas o corrompidas.

B) ¿Cómo funciona el globalismo?

4- El totalitarismo monetario

El sistema financiero sustentado en la política monetaria es el que permite el dominio global sobre la sociedad y la economía de manera muy exhaustiva. Las élites se perpetúan y ejercen su poder en virtud del totalitarismo monetarista. Este sistema se construyó durante siglos por grandes familias financieras que crearon los bancos centrales y después formaron un cartel de estos bancos a nivel internacional. Este paradigma se empezó a desarrollar antes de la Primera Guerra Mundial y culminó con el BIS (Bank for International Settlements). Esta unidad de dominio después de la Segunda Guerra Mundial, permitió fundar múltiples instituciones globales y globalistas que servirían para el establecimiento del Nuevo Orden Mundial.

En 1971 las élites dieron un golpe de estado mundial cuando Nixon rompió con el patrón-oro. Desde ese momento, se estableció una especie de patrón-dólar ya que esta divisa pasó a ser la moneda de reserva internacional. A esto ayudó la alianza estratégica con Arabia Saudí y la obligación de realizar las transacciones petrolíferas en dólares.

Con todo ello, se inicia una etapa imperial y colonizadora del dólar y del totalitarismo monetario a nivel mundial. La misma economía capitalista es poco a poco completamente subsumida bajo el capital financiero, sustituyendo los beneficios cada vez más escasos por auténticas rentas de capital. A nivel mundial se desregularon muchas leyes que impedían la expansión y la concentración del capital financiero. El nuevo sistema económico que aparece después de décadas de neoliberalismo es un auténtico neofeudalismo. Las expansiones monetarias permiten tener cualquier cantidad de dinero para comprar las corporaciones clave y doblegar a los gobiernos de todo el mundo como via del globalismo para imponer su poder y su agenda, mientras los ciudadanos son empobrecidos cada día por la inflación acumulada.

5- Las ideologías culturales

Las élites adoptan ideologías que generan conflicto social, no solo por el “divide y vencerás”, sino para construir nuevos sujetos sociales dóciles respecto a su política de dominio. El poder establece la verdad y produce ciudadanos normalizados. La adopción y el fomento del marxismo cultural se hace con la intención de crear un conflicto, un antagonismo, en cada tema social: religión, política, alimentacion, animales, inmigrantes, naturaleza, etc. La creación de enemigos y odio es fundamental para conseguir una disgregación social que mantenga a la ciudadanía centrada en batallas irrelevantes. Promover la segregación social aprovechando mitos políticos del siglo XX como el nazismo es uno de los objetivos del globalismo, a pesar de que el modelo globalista de control público-privado tiene mucho en común con el fascismo italiano. Ese marxismo cultural ha sido producido e incentivado por una intelectualidad acomodada que ante la desactivación de la lucha de clases por la misma clase obrera e inspirándose en las tesis de Gramsci sobre la hegemonía cultural, han pensando que a través de la batalla cultural se podría transformar a la sociedad. Sin embargo, esos intelectuales completamente aburguesados e idealistas, además de agresivos y fanáticos, que han promovido la ideología woke, el feminismo de género o tantos otros dispositivos de guerilla cultural, tan solo han hecho el trabajo sucio al globalismo. Con notable éxito.

6- La ingeniería social

Existen diversos proyectos de ingeniería social del globalismo en marcha, pero el más importante es la ideología del cambio climático y la una agenda verde que no es tal. La lucha contra el cambio climático parece un causa justa en la que todo el mundo que ignora la evidencia científica puede estar de acuerdo. El globalismo lleva décadas trabajando en ello, sin mucho éxito, pero recientemente parece que a través del IPCC ha conseguido imponerse tanto en la sociedad como en la mayoría de agendas políticas de los gobiernos, con una patena de falsa cientificidad a pesar de fallar siempre en sus predicciones. La inducción de una emergencia artifical de que el mundo se tornará catastrófico funciona perfectamente.

Juntamente con la falsa ideología del cambio climático se imponen las agendas pseudoverdes que son, en realidad, políticas que afectan a la totalidad de la economía y la encaminan a su destrucción por no tener en cuenta los principios científicos respecto de la energía, muchas basadas en el New Green Deal de Jeremy Rifkin, como las de la Unión Europea.

También como colofón a estas políticas se derivan los impuestos basados en el CO2, considerado como la medida de la destrucción del clima y de sus devastadoras consecuencias. La ventaja del CO2 es que se ha pensado por primera vez como un sistema de dominio mundial basado en una dimensión moral, casi religiosa, convirtiendo al ser humano en el culpable de la emergencia climática. La huella de carbono identifica los hábitos de consumo de las personas y estas pueden ser re-educadas como en la revolución cultural de Mao. También a nivel social el CO2 puede usarse para encierros climáticos injustificados como ya sucedió en la pandemia. Todo ello conduce a ampliar la brecha entre ultraricos y el resto de la población que son todos pobres — comparativamente, aunque no lo sepan. Una división entre los que sufren las restricciones climáticas y los que viajan en aviones privados y que se pueden permitir pagar por sus derechos de uso de CO2.

Este tipo de ingeniería social es una vertiente del neomalthusianismo que considera que sobran miles de millones de personas en el planeta y, por lo tanto, los recursos mayoritariamente tienen que ser para los poderosos. Las élites consideran que el planeta es suyo, piensan que el mundo es su huerto y las personas su granja, y pretenden evolucionar gracias al transhumanismo hacia una especie biológicamente superior.

C) Deconstruyendo al globalismo

7- La economía termodinámica

El principal problema de la especie humana es la energía. Sin energía no existimos y no podemos hacer nada a nivel individual o social. En el universo todo funciona con energía. Tanto las galaxias, como las estrellas o el ser humano, todos somos estructuras disipativas. Esto significa que utilizamos energía libre para transformarla en trabajo. Consumimos el máximo de energía posible hasta que no podemos y morimos. Y durante el proceso generamos siempre residuos. Esto nos lo dicen las leyes de la física conocidas como termodinámica. Debemos a Nicholas Georgescu-Roegen el haber desarrollado una economía basada en la termodinámica. La tendencia de los procesos naturales es evolucionar hacia el desorden: la entropía. El ser humano consigue revertir la entropía mediante su adaptación al medio con la neguentropía. Esta se realiza mediante el uso de información, para conseguir una organización más compleja, pero que requiere un uso intensivo de energía. Pensemos, todo lo que conseguimos hoy con la inteligencia artificial, pero para ello necesitamos consumir grandes cantidades de energía con los servidores que son necesarios para su procesamiento. O con la blockchain.

El problema no es tanto la escasez de energía que obviamente es limitada aunque siguen habiendo abundantes cantidades, la cuestión es que cada vez hay que realizar un mayor esfuerzo para extraerla de las fuentes energéticas. Y no solo un esfuerzo monetario, sino en cantidad de energía necesaria para su extracción. A partir de cierto punto, no tiene sentido conseguir la energía. Si, por poner un ejemplo extremo, para extraer un barril de petróleo tuviéramos que utilizar la energía equivalente a dos, sería absurdo, pero el límite se encuentra mucho antes. Y además, cuando nos acercamos al ratio límite, tiene una caída brusca. Por tanto, el EROI (Energy Return On Investment) que es como se denomina a esta ecuación asesina, determina el valor del dinero y los límites de nuestra prosperidad. Y en todas las fuentes de energía, esos límites se pueden alcanzar en pocas décadas a pesar de la abundancia de fuentes y de la optimización en la distribución, transformación y consumo.

Las expansiones monetarias y el cambio climático esconden este problema bien conocido por las élites. Si en vez de perseguir agendas verdes suicidas, nos dedicáramos a la investigación científica de base en nuevas energías como la fusión nuclear, quizás seríamos capaces de encontrar alguna nueva fuente energética abundante que sustituyera a los combustibles fósiles, dado que que las renovables no pueden hacerlo. Y así algún día convertirnos en una civilización superior del Tipo I en la escala de Kardashev.

8- La tokenización de la sociedad

No es fácil de entender por qué el bitcoin es tan importante, pero cuando se hace todo cambia para siempre. El bitcoin representa un hito en la historia de la humanidad tan importante como la utilización del fuego. La tecnología detrás del bitcoin, la blockchain y específicamente el protocolo proof of work, resuelve el problema matemático de los generales bizantinos, gracias a lo cual disponemos de un modo matemático de hacer cosas con gente de la que no nos fiamos. Esto permite hacer transacciones entre personas u organizaciones sin intermediarios, sin una institución mediadora que garantice la confianza, el cumplimiento y las buenas prácticas, como un banco central que es potencialmente corruptible o incluso corrupto muchas veces, para que garantice esas cosas.

Las criptomonedas y la tokenización abren un nuevo universo para la innovación social y económica, donde nuevas maneras de intercambiar valor al margen del imperio del dólar son posibles. El desarrollo de la tokenización es la única vía para una autodeterminación monetaria de la sociedad y recuperar su soberanía. Por eso, en los años venideros veremos una batalla entre la versión digital del dinero fiat, las llamadas CBDC (Central Bank Digital Currency) y el resto de tokens y criptomonedas.

9- La democracia digital distribuida

La clave de la democracia griega no estaba en el hecho de votar, sino en la aleatoriedad de la elección de los gobernantes y en las duración reducida de los cargos. Mucho sabían los griegos de la degeneración de las formas políticas. Una nueva democracia debe ser digital, directa y distribuida, basada en tecnologías como blockchain. Se necesita una transformación política neodemocrática. Para ayudar a esta transformación, la comunidad cripto ha desarrollado el concepto clave de la autoidentidad soberana. La autoidentidad soberana es el último baluarte de la privacidad y de los derechos humanos. Se trata de que nosotros seamos los únicos que tengamos el poder de compartir la información sobre nuestra identidad decidiendo cuáles datos, con que entidades, durante cuanto tiempo, en vez de ceder esta potestad a una entidad independiente como un organismo estatal corruptible o empresas privadas que comercian con nuestra identidad. Esta característica también es imprescindible en una democracia digital.

Lo que observamos es que una clase informacional que produce alto valor formada por emprendedores, tecnólogos, intelectuales, profesores que es equivalente a una nueva burguesía de la digitalización hoy está explotada, — aunque no lo sabe por qué viven relativamente bien — y supeditada al capital financiero neofeudal. Tan solo cuando realice su completa autodeterminación política y se rebele contra el sistema neofeudal, aliándose con las clases poco productivas o improductivas, se conseguirá cambiar este sistema.

D) Escenarios posglobalistas

El globalismo en sí mismo no es algo malo, ni la globalización. Lo perjudicial es como se está ejerciendo por parte de las élites, pero la especie humana debe aspirar a una gobernanza global porque los problemas de la humanidad son globales. Sin embargo, hay que trascender este dominio mundial que nos explota y nos empobrece.

Quizás Trump, después de varios intentos de asesinato durante su campaña electoral, haya tenido que pactar con el llamado Deep State y el resultado son unos límites claros al soberanismo MAGA. Las ideologías segregacionistas se han abandonado con una rapidez inusitada en aras de la libertad y del sentido común, y el belicismo ha pasado a un lugar secundario respecto a la economía y también a un comercio beneficioso para EEUU. Lo que no cambia es la política monetaria y la defensa del dólar. El totalitarismo monetario continua fuerte a pesar de las escaramuzas de los BRICS+ y de la apertura a las tecnologías monetarias alternativas como la tokenización por parte de la administración Trump. El globalismo necesita controlar esa autodeterminación monetaria absorbiendola en el sistema. Trump es el resultado de un híbrido entre un soberanismo renovado en política nacional que él ha defendido siempre y un desarrollo de un imperialismo monetario en lo internacional impuesto por las élites. El primer experimento fue Meloni, una oferta política de nueva derecha pero atlantista y formada por los Think Tanks globalistas. El ultraglobalismo se ha fundido con el soberanismo. Un giro ideológico para nuevos tiempos, pero la misma sumisión al capital financiero. Da la impresión que el soberanismo nacionalista se internacionaliza, pero ha aceptado la sumisión al imperio del dólar.

En el horizonte, la única alternativa al totalitarismo monetario de la neomonarquía financiera es la autodeterminación monetaria de la neoburguesía informacional.

Rais Busom

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Written by Rais Busom

Forward Thinking Expert with focus on Critical Thinking & Philosophical Competencies for Leadership. Political Scientist. Author of "Posglobalismo".

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